- Porque esta ciudad, como todas las ciudades, no dice su pasado pero lo contiene como las líneas de una mano -

mayo 29, 2007

FRIO EN BUENOS AIRES

Para Tentarse

Por estos días, la ciudad soporta una ola de un frío como "de los de antes..."
Han salido a relucir sacones, camperas, abrigos de piel, guantes, gorros, bufandas; y con todo, por momentos parece no alcanzar.
Qué mejor que ir a tomarnos algo bien caliente, que nos devuelva "el alma al cuerpo", a algún lugar que, además, resulte un sitio con historia?
Para ello les recomiendo llegarse a estos "imperdibles" que ofrece la ciudad :


GRAN CAFE TORTONI




Avda. de Mayo 824


Tradicional y característico, es el más antiguo de la ciudad; un centro de las artes y las letras y un reducto para los amantes del jazz y el tango.

Fundado en 1858, toma su nombre de un café parisino, estando su frente, por aquella época, sobre la paralela Rivadavia.


Gracias a la apertura de Avda. de Mayo, se ganó una nueva fachada sobre la que era una de las más importantes calles de la ciudad. El edificio data de 1893 y es obra del Arq. Alejandro Chirstophersen.


A causa del ancho que presentaba la nueva arteria, El Tortoni, inauguró la moda de colocar en la vereda, mesas y sillas, en un estilo muy de París, que lo distinguió.


Su fama creció cuando, en 1926 y ante un pedido de los "artistas de la época", su dueño, Don Celestino Curutchet habilitó el sótano, para una Peña Artística. A partir de este momento desfilaron entre sus mesas pintores como Quinquela Martín y Molina Campos; poetas y escritores como Roberto Arlt, Baldomero Fernandez Moreno, Alfonsina Storni, Jorge Luis Borges, músicos como Carlos Gardel y hasta un Presidente de la Nación, muy amante de las artes, Don Marcelo T. de Alvear y su esposa, la cantante lírica, Doña Regina Paccini de Alvear.
Sus clásicos : el café vienés en vaso cívico o imperial, la leche merengada (la copa tradicional es un helado con crema, claras de huevo batidas a nieve y canela); la cerveza y la sidra "tiradas" y un super recomendado: chocolate con churros!!!!


CONFITERIA "LAS VIOLETAS"



Avda.Rivadavia 3899 - esquina Medrano


Ubicada en el barrio de Almagro, fue inaugurada el 21 de Setiembre de 1884, en una zona de quintas alejada del centro, aunque se podía llegar a ella a través de los medios de transporte más importantes de la época, el ferrocarril y el tranvía tirado por caballos.

El actual edificio data de 1920, con sus imponentes vidrieras, puertas curvas, pisos de mármol italiano y arañas doradas, mantiene, gracias a una exhaustiva investigación y restauración, su aire "Belle epoquè".

Mención aparte merecen sus vitrales franceses. Un conjunto de aproximadamente 80m2 de superficie distribuídos en tres cúpulas en las entradas, tres grandes paneles verticales y otros más pequeños en diversas ubicaciones, resultan una de las más bellas y antiguas colecciones (80 años) que existen.
Símbolos de una época en dónde el arte y la ostentación se aplicaban para alegrar los sitios de esparcimiento y solaz.

Con qué deleitarse ?

Un clásico: "Postre Leguizamo", creado especialmente para el célebre jockey, quién tenía predilección por el dulce de leche...
Sus ingredientes: base de pionono con dulce de leche, merengue, marrón glacé, crema de almendras y holadre con cobertura de fondant y chocolate.

Para la hora del té, dos opciones: "María Cala" o "La Violetera", que combinan el té, café o chocolate con exquisiteces dulces y saladas.

Qué están esperando??






mayo 24, 2007

EN LA PLAZA DE MAYO


Nuestro Primer "Shopping"






Plaza de Mayo hoy


Sabido es que esta zona guarda buena parte de nuestra historia.

La plaza, desde la fundación de la ciudad, ocupó un lugar destacado para el desarrollo de acontecimientos varios. La vida de la “aldea” se llevaba a cabo a su alrededor, como en cualquier ciudad de Europa; espacio de reunión, “para ver y ser vistos”, era el lugar elegido para todos los acontecimientos, felices y no tanto, simples o solemnes, tanto de la vida cotidiana como pública de sus habitantes.

Por aquellos días, todo era bastante diferente a cómo es hoy; sin entrar en detalles sobre el trazado de la ciudad, diremos que la manzana de Rivadavia, Bolívar, Irigoyen y Defensa, fue designada para ser nuestra “Plaza Mayor”, llamada posteriormente “Plaza de la Victoria”.

(La otra plazoleta, denominada “Del Fuerte”, recién se incorporará al paseo en 1890, al cerrarse la calle que las separaba).

Como mercado, era el punto donde se podían abastecer para cubrir las necesidades.



Plaza de Mayo Antigua


Veamos un poco como funcionaba

La venta era al aire libre, ofreciéndose la mercadería directamente sobre el terreno seco en verano, pero transformado en un lodazal en épocas de lluvias.
Se comerciaba desde productos comestibles hasta velas; pudiéndose conseguir pescados directos del río, perdices, pollos y gallinas.

Para la carne vacuna había que desplazarse a la calle Balcarce, y para las verduras y frutas, que llegaban desde las chacras y las estancias vecinas, hasta la calle Yrigoyen .

Había muchos desperdicios, olores diversos, bastantes perros salvajes a la búsqueda de restos; carros y carretas ubicados en cualquier lado, bueyes deambulando… La higiene era escasa.

De esa época nos llegan aquellos simpáticos personajes, típicos disfraces en las fiestas escolares del 25 de Mayo: “la mazamorrera”, el “vendedor de velas”, la “vendedora de empanadas”, que ofrecían sus productos a viva voz, en cestas preparadas, a nombre de sus amos.

Con el tiempo, con el fin de “ordenar” un poco esta manera de comerciar, se decidió construir, allá por 1803, sobre la calle Defensa, la famosa “Recova Vieja”.


Recova Vieja


Era una construcción de ladrillos cocidos, simétrica, que remataba con una terraza corrida con baranda de hierro y jarrones. Con dirección norte-sur; eran dos cuerpos de doce arcos cada uno, separados por un callejón, más tarde unidos por el llamado “Arco de los Virreyes”, de estilo clásico.

La “Recova”, albergaba un total de 40 cuartos pequeños (cuentan que bastante incómodos y sin ningún servicio) por los cuales se pagaba un “alquiler” al Cabildo.

En ellos se instalaron los zapateros remendones y los pequeños comerciantes que vendían carnes, objetos de bazar, ropa, velas, etc.; también podían “estacionar” los carros con pescados, frutas, verduras, pasto y leña.
En 1818 se le sumó la “Recova Nueva”, hasta mitad de cuadra por la calle Yrigoyen.

Y así, durante 80 años, funcionó como un “modesto centro comercial”.

Para concluir la historia, diremos que con el transcurso de los años, y en época de Don Juan Manuel de Rosas, se venden los terrenos. Hacia 1857, comenzó a tomar fuerza la idea de demolerla.

Siguió pasando el tiempo, voces a favor, voces en contra; hasta que, finalmente en 1883, se decide tirarla abajo, para poder unificar ambas plazas.

Cuentan crónicas de la época que, algunos comerciantes, se resistieron al desalojo permaneciendo en sus locales, hasta que se inició el desmantelamiento de la estructura con ellos dentro; el ver caer la mampostería, los convenció, rápidamente, de abandonar sus negocios.

Y la transformación de la Plaza continuó; pero esa es otra historia.
Esto es solo una pequeña muestra de todo lo que guarda el predio y sus alrededores; y que, seguramente, muchos desconocían hasta ahora.



mayo 18, 2007

ARQUITECTURA DE LA CIUDAD

El Mirador de Massuè





El edificio, proyectado por el arquitecto francés Alfred Massuè en el año 1909, se levantó en la esquina de las calles Talcahuano y Tucumán.

De tres pisos de alto, el elemento más característico resulta su torre angular, el “mirador”, una de las más bellas de la ciudad, en forma de templete griego que se destaca sobre una cúpula de pizarra.

Ejemplo de “Art Nouveau”, está decorada con rostros femeninos y de seres mitológicas, rodeados de escudos y de motivos florales.

En la planta baja de este edificio-casa de rentas, funcionaba el “Bar Fuji”, atendido por japoneses, que por su cercanía al Palacio de Justicia, operaba como punto de encuentro. Ante la falta de mantenimiento, el inmueble comenzó a deteriorarse.

Vendido, en 1989 se inicia su demolición para transformarlo en edificio un de oficinas de 11 pisos, con dos subsuelos y locales en planta baja.

Solo se conservó un fragmento de la antigua fachada, su torre esquinera que, incorporada al nuevo edificio, se salvó de desaparecer.


Un poco de Historia del Arte

El “Art Nouveau”, como se lo conoció en Francia y Bélgica, surgió en varios puntos de Europa alrededor de 1890; diferente en cada lugar, se lo denominó “Liberty” en Italia, “Modernismo” en España, “Escuela de Glasgow” en Escocia, “Jugdenstil” en Alemania, etc. Inicialmente aplicado al diseño gráfico y textil, luego se extendió a la arquitectura y a las llamadas “Artes Menores”: diseño de muebles, artefactos de iluminación, floreros, alhajas, etc.

Se inspira en la naturaleza y se lo asocia con la juventud, la libertad, el movimiento y la pureza.
Son típicas sus decoraciones orgánicas: lirios, rosas, tallos, hojas, zarcillos, uvas, etc.; que aparecen muy estilizadas y con muchas curvas. Además utiliza elementos animales como la serpiente, la mariposa, la libélula, etc.

Las figuras humanas aparecen como mascarones de espesas barbas y sinuosos cabellos o cuerpos femeninos que se revelan sugestivos y sensuales a través de sutiles vestiduras.

En la arquitectura surgen las formas con movimiento: las fachadas onduladas, la decoración escultórica en paredes, balcones y puertas de hierro.

Un claro ejemplo de este estilo lo observamos en las estaciones del Metro de París (1899-1904), obra del arquitecto Hector Guimard.

También emplea el ornamento con azulejos de cerámica muy coloridos, la utilización del vidrio y las formas asimétricas.

En nuestro país aparece a comienzos del siglo XX y, sostienen algunos, que fue introducido por los ilustradores de la revista “Caras y Caretas”.

Algunos ejemplos para disfrutar :


Av. Rivadavia 2031 – “Casa de los Lirios”, este edificio de viviendas está atribuido al Arq. Rodríguez Ortega. Claro ejemplo del estilo, presenta la fachada ondulada, profusa decoración con motivos florales y vegetales y un gran trabajo de herrería. Se destaca en lo alto, un mascarón con barba y cabellos largos y sinuosos.



Av. de Mayo 1297 - “Hotel Chile”, obra de Louis Dubois, lucía una cúpula en forma de bulbo, que remataba el conjunto; hoy lamentablemente desaparecida.


Paraguay 1330 - Edificio estilo “Liberty” (Art Nouveau italiano), su frente está decorado con murales de azulejos policromos, con figuras campestres y románticas.




Cementerio de la Recoleta -“Bóveda Cambaceres” entre otras .

The image “http://www.buenosairesteinvita.com.ar/rufina_cambaceres1.jpg” cannot be displayed, because it contains errors.



mayo 12, 2007

TEATRO NACIONAL CERVANTES

Una joya arquitectónica






Por estos días, muchos hablan en relación a este bello edificio ubicado en la esquina de Av. Córdoba y Libertad; pero muy pocos, quizás, sepan cual es su historia …

Fue un matrimonio español, Don Fernando Díaz de Mendoza y Doña María Guerrero, actores de raza, quienes, en 1918, concibieron la idea de construir un teatro en estas tierras, por las que sentían un profundo afecto.

Adquirieron un terreno particular y contrataron para edificarlo a los Arqs. Aranda y Repetto; en el proyecto, colaborarían, además, artistas y amigos acaudalados.

De estilo renacentista español, su fachada es réplica de la Rectoría de la Universidad y Colegio de Alcalá de Henares, principal centro del humanismo de España, creado en el siglo XVI; mientras que la balaustrada de los palcos, reproduce la reja de la Casa Consistorial de Salamanca.



Sus materiales, íntegramente traídos de España, fueron el aporte de muchas ciudades de la península; Sevilla: las rejas, herrajes, bancas y espejos; Barcelona: la pintura para los frescos del techo; Valencia: los azulejos y damascos; Tarragona: las losetas rojas del piso; Lucerna: candiles, lámparas y faroles; Madrid: los tapices, cortinados y el “telón de boca” (que fue confeccionado por la Real Fábrica de Tapices en damasco morado y que lucía en su centro, bordado en oro, el escudo de Buenos Aires otorgado por Garay).

Incluso el propio rey Alfonso XIII, ordenó que todo buque que estuviera destinado a este puerto, transportara los elementos que el teatro requería, tal era la emoción que el proyecto despertaba hasta en la mismísima corte.
En total fueron unas 700 personas, entre artistas y obreros, que llevaron a cabo la empresa.

Debido al enorme gasto que insumió la obra, no pudo ser afrontado por el matrimonio Guerrero-Mendoza y sus amigos, por lo que, por orden del entonces Presidente de la Nación Don Marcelo Torcuato de Alvear, fue adquirido en subasta y pasó a formar parte del patrimonio nacional; designándoselo como “Cervantes”, en homenaje al “Príncipe del habla castellana” (María Guerrero se opuso a que llevara su propio nombre).
La temporada inauguró el 5 de Septiembre de 1921, con la obra de Lope de Vega, “La Niña Boba” .

En 1933, se dispuso por Ley, la creación del “Teatro Nacional de Comedias”, señalándoselo para tal fin; así abrió con la obra “Locos de Verano” de Gregorio de Laferrere en 1936.

En 1950 fue instituida “La Comedia Argentina”, más tarde, la “Comedia Nacional Argentina”.

Durante 1961, un incendio destruyó parte de una edificación secundaria sobre Av. Córdoba. Comenzó entonces una remodelación, a cargo del estudio de Mario R. Alvarez y Asociados, que duró hasta 1968.

Con ella se lo modernizó y se le agregó el anexo de 17 pisos donde se integran talleres y camerinos.

Es sobre este sector que se encuentra la imagen, que encargara la propia María Guerrero a España, de “Nuestra Señora de las Nieves”, co-patrona de Buenos Aires, realizada en azulejos y cuya leyenda reza: “A nuestra Señora de Nieva especial defensora de rayos y centellas”.

En 1971, se lo reinaugura con la misma obra de Lope de Vega, “La Niña Boba”, y con un nuevo telón de boca, (el original se perdió durante el siniestro), realizado por las Hermanas Adoratrices en terciopelo rojo y con hilos de seda y oro; el motivo central, el escudo de la ciudad.
El edificio cuenta con Escuela-Instituto para estudios de teatro, Museo, Archivo y Biblioteca.

Una reflexión ...

A pesar que la Ley Nacional 14.800 de 1959, “prohíbe la demolición de los teatros existentes, salvo que se levante otro con igual capacidad y en el mismo sitio”, ya no existen:

Teatro Odeón

Construido por iniciativa de Don Emilio Bieckert (el dueño de la cervecería del mismo nombre) en la mítica esquina de Av. Corrientes y Esmeralda hacia fines del siglo XIX; supo ser uno de los más importantes de la ciudad. Destinado a público culto, no sólo actuaron importantes compañías dramáticas provenientes de Europa, sino que se realizaron conciertos y conferencias; en Julio de 1896, tuvo lugar la primera proyección de cine en Argentina.
Fue demolido en 1991, y su lugar lo ocupa un enorme estacionamiento.

Teatro Apolo – Av. Corrientes 1388

Del año 1892, era el más antiguo de Av. Corrientes, después del Politeama. Se dedicó especialmente a la representación de obras de autores nacionales y en su escenario se lucieron los Podestá, famosa familia de actores.
La amenaza de su demolición movilizó a la opinión pública, que logró que se promulgue la antedicha ley, aunque no fue respetada completamente; en su lugar se encuentra la Galería Apolo y dentro, el cine (hoy teatro) Lorange.

Otros que se perdieron … (aunque no teníamos Ley…)

Teatro Politeama Argentino – Av. Corrientes 1490

De 1879, supo ser el mejor teatro de la ciudad en sus primeros años. En él actuaron célebres actrices como Eleonora Duse, que se presentó en 1885 con las obras “Casa de Muñecas” y “La Dama de las Camelias” y Sara Bernhardt, al año siguiente con “Fedra”. Fue destruido para levantar un edificio que, hasta la fecha, no se concretó.
(Al lado del Teatro funcionaba el “Café Politeama”, luego confitería que, lamentablemente, también desapareció, dando lugar a un Maxikiosco)

Teatro Buenos Aires – Av. Corrientes 1753

A principios de los ’70, fue transformado en el Cine -Teatro Alfil.
Fue la sala dónde, por última vez, actuó en Buenos Aires, el inolvidable cómico Alberto “el Negro” Olmedo; (un monumento lo recuerda en la vereda); hoy es una disquería.

No quiero dejar de mencionar el legendario “Cine Real”, (a metros del Teatro Maipo), sobre Esmeralda. En esta pequeña sala fue exhibida la primera película sonora argentina: “Tango” de 1933.
Fue convertido en garage en 1998; triste destino para un lugar que numerosos adultos recuerdan por haber disfrutado, de chicos, de sus proyecciones de dibujitos animados...

Y la lista podría seguir…

Tantas salas de cine y/o teatro, no solo del centro, sino de cada barrio, que se han desvanecido para siempre o han sido transformadas, penosamente, en algo irreconocible…

Por una vez, modifiquemos algo tan propio de los argentinos… echar por tierra, sin contemplaciones, para luego lamentarnos amargamente sobre las ruinas …



mayo 05, 2007

PARA TENER EN CUENTA

Existen infinidad de lugares para visitar y paseos para realizar …

De día o de noche, están los tradicionales, los históricos, los modernos; hay de todo y para todos, desde la arquitectura hasta el tango, pasando por espectáculos deportivos, vida nocturna, museos, conferencias, shopping y más…

Pero como la intención es darle a “Buenos Aires, otra mirada”, aquí va un pequeño listado que todos, porteños y/o turistas, deberían realizar alguna vez,; solos o acompañados, no es necesario mucho dinero; sí, ganas de caminar, recorrer, descubrir y vivenciar la ciudad.

Vamos….?

* Pasear por Av. Corrientes, entre Cerrito y Callao, y explorar sus librerías de viejos y usados; donde es posible encontrar esos títulos olvidados y una que otra buena oportunidad para conseguir aquellos que siempre quisimos.

* Ir al Museo Nacional de Bellas Artes y contemplar en el medallón de cerámica de Della Robbia, sus azules típicos, admirar las esculturas de Auguste Rodin o sorprenderse con el famoso retrato, obra de Prilidiano Pueyrredón, de “Doña Manuelita Rosas”, vestida de un color cuya elección fue, previamente, objeto de diversos estudios.

* Caminar por Av. De Mayo, mirando hacia lo alto; su arquitectura, su estilo tan francés en apariencia, pero tan español en esencia; tomar un café en “El Tortoni”, el más antiguo de la ciudad; descubrir el “Palacio Barolo” pensado como sepulcro para “El Dante”, admirar la fachadas de “La Inmobiliaria”, imaginar cómo era “tomar el té” en la confitería “El Molino”.

* Visitar el Cementerio de la Recoleta; perderse entre sus callecitas y encontrarse con una muy detallada escena de San Jorge y el dragón; descubrir el perro, símbolo de la fidelidad, que yace oculto tras un monumento; conocer a la dama que, perpetuando el gesto, entrega un ramo de jacintos a su amado, o a Rufinita Cambaceres abriendo la puerta a la eternidad…

* Disfrutar de la librería “Ateneo - Grand Splendid” (ex cine teatro), dónde se pueden consultar cantidades de libros de los más variados temas, ya sea instalándonos en los palcos acondicionados para ello, o en el café que funciona en lo que era el gran escenario.

* Darle una mirada al “Palacio de las Aguas Corrientes”, enorme y profusamente decorado con mayólicas y cerámicos, formando florones y medallones con escudos de las provincias, pero construido para almacenar 12 tanques de agua.

* Comer en alguna de las pizzerías más tradicionales : “Las cuartetas”, que debe su nombre a las que solía escribir en sus paredes el escritor Alberto Vacarezza; “Banchero” que se atribuye la invención de la “fugazza con queso” o “Güerrin”… todas por Av. Corrientes.

(Aunque a la hora de elegir, me inclino por la pizza de “El Cuartito”, que como su nombre lo indica, comenzó allá por 1934; siendo solo un mostrador en un pequeño cuarto).

Hay un sinnúmero más de lugares como estos, menos habituales de visitar, en barrios, quizás, más alejados, pero igualmente cargados de historia y nostalgia, que valen la pena acercarse a conocer.

En futuras entradas, iré incluyendo algunos otros.




mayo 01, 2007

EL TIEMPO EN LA CIUDAD (Última parte)

Existen numerosos relojes en la ciudad...

Los hay bien a la vista y conocidos por todos; el de la “Torre de los Ingleses” en Retiro, el ubicado sobre el edificio del Banco Itaú (ex Fiat, en la Av. 9 de Julio), moderno, rojo y luminoso que, además, informa la temperatura, al igual que el del “Edificio del Plata” que pertenece al Gobierno de la Ciudad, (ex Mercado del Plata, también en Av. 9 de Julio)…

Pero, también, existen otros que pasan inadvertidos… Veamos :

En la Iglesia del Pilar, existe uno que data de 1866, es de origen inglés, (fabricado por Thomas Windmill, Londres) y tiene la esfera adherida a una bola de cemento.

Su dispositivo cuenta con un péndulo de 2 mts., contrapesas de plomo de 10 kgs. cada una y un mecanismo de cuerda hecho con sogas comunes, que se cambian con el desgaste.

En Plaza Lavalle, sobre la calle Talcahuano, se ubicó hacia 1937, un reloj de sol construido en los Talleres Hidrográficos de la Marina.

Colocado en un pedestal y rodeado por una baranda de bronce, permitía saber la hora por la incidencia de una sombra sobre un cuadrante en el que estaban marcadas unas líneas denominadas “horarias”.

Sobre la fachada de Av. De Mayo, el “Palacio de Gobierno de la Ciudad”, luce un reloj ubicado en una torre cuadrada coronada por una cúpula.

El “Palacio de la Legislatura del Gobierno de la Ciudad”, que data de 1931, exhibe su torre de 97 mts, de forma octogonal con cúpula de bronce y en ella, un reloj cuyos cuadrantes miden 4,5 mts de diámetro por lado. Esta máquina controla otros 80 relojes internos.



Cabe mencionar las 5 campanas que se destacan, bautizadas “La Argentina”, “La Porteña”, “La Santa María”, “La Pinta” y “La Niña” y el carillón, de origen alemán, conformado por 30 campanas con pesos que oscilan entre las 4 tn y los 40 kgs.

Otro maravilloso reloj se encuentra en la parte superior del Edificio del ANses (Av. Rivadavia 1745) y data de 1926.

Inspirado en la Torre del Reloj de Venecia (1496), fue fabricado en Turín, Italia. Sus dos gigantescas figuras de bronce se ven dispuestas a golpear la colosal campana de 4 tn del reloj. El aparato tiene su clave en una pesa de quinientos kilos que atraviesa el edificio hasta el sótano por un pozo de aire especial.

De estilo similar, sobre Av. Julio A. Roca se halla el que durante mucho tiempo estuvo ubicado en un edificio de la calle Bouchard, (entre Av. Córdoba y Viamonte); también presenta dos esculturas de bronce, visibles desde Plaza de Mayo, pero en una actitud más pasiva.


El Edificio Transradio, sede de la entonces importante compañía, diseñado por el Arq. Alejandro Christophersen, tiene un curioso reloj que indicaba, además de la hora, las cuatro estaciones y los signos astrológicos junto a los correspondientes meses del año.

A pocos pasos de la esquina de Av. Corrientes y Uruguay, un reloj colocado sobre una columna de hierro fundido, realizada en los Talleres de Vasena e Hijos, tradicional fundición que se ubicaba en Parque Patricios, pintado de verde, parece ajeno al entorno.

Resabios de otra época, algunos siguen marcando el tiempo en la ciudad, mientras otros, detenidos en una hora, señalan un momento eterno, pasado, pero seguramente vivido con la misma intensidad y el vértigo de la Buenos Aires actual.